domingo, 26 de mayo de 2013


Reflexiones y propuestas alrededor de la restauración de vidrieras en España
  

Resumen
Si bien España posee un patrimonio vidriero abundante y de una calidad excepcional, nunca hemos tenido una tradición en este campo como es el caso de otros países de nuestro entorno. Las vidrieras siguen siendo en la actualidad una de las especialidades artísticas menos estudiadas y por tanto más desconocidas de nuestros Bienes Culturales. Este artículo trata sobre el estado de la restauración de vidrieras en España. En él se proponen además una serie de profundos y necesarios cambios para poder mejorar las muchas carencias de este sector. Entre los cambios propuestos destaca la urgencia de poder contar con expertos que realicen inventarios y estudios de las obras, la necesidad inaplazable de establecer unos estudios superiores específicos sobre restauración de vidrieras, el promover su mayor presencia en exposiciones y museos y un mayor compromiso e involucramiento por parte de las administraciones públicas, los arquitectos y la Iglesia.

Palabras clave: vidrieras, restauración, conservación, España.


Abstract

Despite the fact that Spain has a rich and of exceptional quality stained glass heritage, we have never had a tradition on this field as in other neighbouring countries. Stained glass is still today one of the least studied and therefore more unknown artistic specialties of our Cultural Heritage. This article is about the state of the art in the field of stained glass restoration in Spain. A series of profound and necessary changes are proposed in order to improve the many needs of this sector. Among the proposed changes we would highlight the need to count on experts to carry out inventories and studies of the works, the urgency of specific studies on stained glass conservation on an academic level, to promote its increasing presence in museums and exhibitions and a demand for more commitment and involvement by the public administrations, architects and the Church.

Keywords: stained glass, restoration, conservation, Spain.



Introducción

En las Jornadas celebradas en la FCNV en 1999 presenté una charla titulada “Restauración de vidrieras en España: pasado, presente y futuro”, la cual fue posteriormente publicada en las Actas correspondientes[1]. Quisiera aprovechar la publicación de la nueva revista de la FCNV para retomar aquí, catorce años después, una parte del tema de aquella charla y revisar la situación de este sector en España en la actualidad. Lamentablemente parece que muy poco ha cambiado con respecto a las muchas carencias ya mencionadas en aquel momento siendo los avances en nuestro país en este campo muy escasos y claramente insuficientes. Por entonces parecían existir ciertos síntomas para pensar que la situación iba a mejorar pero sin embargo, la situación dista de haber mejorado e incluso, como veremos, en algunos aspectos parece que hemos retrocedido. Es la intención de este artículo el llamar la atención una vez más sobre el estado de esta especialidad y denunciar una serie de carencias históricas existentes, a la vez que reclamar la toma urgente de medidas para subsanar paulatinamente esta situación.

  
Punto de partida

El presente artículo está basado en el supuesto de que las vidrieras son, a todos los efectos, equiparables a cualquier otro bien cultural y por lo tanto han de ser inventariadas, estudiadas, difundidas, conservadas, restauradas y protegidas por la legislación y los organismos competentes en la misma forma y en igualdad de condiciones. Esta simple declaración de intenciones, que pudiera tal vez parecernos innecesaria por el hecho de ser resultar evidente, lamentablemente no lo es tanto en el contexto actual de los Bienes Culturales en España y de ahí la necesidad de insistir en ello tantas veces como sea necesario. Las vidrieras, consideradas por muchos especialistas como el gran arte perdido y olvidado, se ven relegadas de forma constante al olvido en el que tan a menudo se incluyen las Artes Menores o las artesanías populares, al cajón de las Artes Decorativas o Aplicadas. Este tipo de obras no ha permeado entre el gran público de la misma manera que otras manifestaciones artísticas de todos más conocidas como podrían ser la pintura, la escultura o la arquitectura. Su escasa valoración y el gran desconocimiento general existente sobre esta especialidad son las causas principales de su exclusión de muchos ámbitos, tales como estudios específicos, inventarios, planes de estudio, difusión, exposiciones, programas de investigación e intervención, etc.

La solución de esta situación no es fácil ni es a corto plazo. Para empezar sería absolutamente necesario salir del círculo vicioso en el que se encuentra esta especialidad y que en mi opinión funciona de la siguiente manera: la falta de apreciación, valoración y conocimiento general existente sobre estas obras conduce a una ausencia de especialistas, principalmente historiadores, que realicen inventarios y estudios específicos; esta falta de un trabajo de base implica a su vez una falta de difusión del arte de la vidriera entre el gran público, reflejada en su ausencia de los museos, exposiciones y publicaciones de difusión general; como consecuencia, no se valora como necesaria la existencia de una formación académica específica al respecto y el resultado es una ausencia de restauradores especialistas; por último, existe un desinterés general, tanto del gran público como de las administraciones públicas y la propia Iglesia por su mantenimiento, conservación y restauración, dado que aquello que no se aprecia y valora no se restaura o se restaura sin control y con criterios de segunda categoría, los cuales no serían aceptables en otras especialidades; esta situación es patente por ejemplo a la hora de supervisar y juzgar la calidad de las intervenciones realizadas.

Nadie debería sorprenderse por tanto de que en España no se valore el arte de la vidriera en la misma medida que sucede en otros países europeos. Y no se trata de una cuestión de cantidad o de calidad de nuestro patrimonio vidriero, ya que éste es tan importante o más que el de algunos de estos países donde este arte es mucho más apreciado. Así pues, dado que estamos ante un problema cuyas raíces son profundas, es evidente que queda un largo camino por recorrer hasta que la restauración de vidrieras en España pueda estar a la altura de otras especialidades y, especialmente, otros países europeos. Y es evidente que la solución a esta situación encallada debe venir desde arriba, desde el apoyo e involucración de las instituciones públicas responsables de nuestro Patrimonio.

Expondré a continuación una serie de propuestas y medidas concretas que en mi opinión se deberían llevar a cabo si queremos mejorar la salud de nuestras vidrieras y evitar seguir perdiendo obras de forma innecesaria.

 1. Formación de especialistas en restauración de vidrieras

La necesidad de especialistas en restauración de vidrieras es quizá la propuesta más importante de todas las aquí realizadas y sobre la que descansan todas las demás. En la actualidad, y después de muchos años de lucha, existe la figura profesional del conservador-restaurador de Bienes Culturales. Este profesional formado académicamente y con un título que le acredita para ello, debería ser el encargado de llevar a cabo las intervenciones en nuestro Patrimonio, incluidas lógicamente las de las vidrieras. Sin embargo, para que la teoría case con la práctica, el primer paso necesario sería crear unos estudios específicos sobre restauración de vidrieras, actualmente inexistentes en España. Conociendo la gran importancia del patrimonio vidriero español sorprende que hasta la fecha sigan sin existir estudios específicos reglados y homologados para la formación de restauradores en esta especialidad. Los estudios públicos y oficiales sobre Restauración de Bienes Culturales en España pueden cursarse tanto en las Facultades de Bellas Artes en la Universidad como en las Escuelas de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Las especialidades incluidas en dichos estudios son pintura, escultura, material arqueológico, documento gráfico y textil. Por tanto en ninguno de estos centros de formación los estudios ofertados incluyen la especialidad de vidrieras.

Lo más preocupante, sin embargo, es que no parece existir la creencia de que la implantación de dichos estudios en España sea una necesidad o una prioridad. Y hasta que esto no suceda las vidrieras seguirán siendo restauradas por los propios artistas o artesanos vidrieros, como ha venido sucediendo durante siglos en todos los soportes artísticos. Antes de la existencia de la figura profesional del conservador-restaurador, ésta era sin embargo la opción más lógica: quien conocía la técnica de un determinado soporte era sin duda la persona mejor capacitada para restaurar dicha obra. Esta ausencia de estudios supone que en la actualidad quien quiera formarse en este campo no le queda otra opción que salir al extranjero a estudiar, recibir formación de taller por parte de algún vidriero, o bien asistir a algún curso breve de formación teórica o teórica-práctica de los que en los últimos años se ha impartido en nuestro país en distintas entidades. Las administraciones públicas pertinentes parecen estar cómodas con esta situación de vacío legal y frecuentemente aplican un sistema de exigencias de doble rasero. Éste es distinto, por ejemplo, si se restaura una tabla de Pedro Berruguete o una vidriera de Arnao de Flandes, ambas de la misma época y, sin miedo a equivocarme, de igual importancia artística, cada una en su área.

Es, por tanto, necesario que entendamos que hasta que no existan restauradores especialistas en vidrieras nuestro patrimonio seguirá siendo intervenido de cualquier manera o “como buenamente se pueda”, con los criterios que cada vidriero juzgue como adecuados, sin que exista ningún tipo de supervisión o control del trabajo realizado. Las limpiezas con materiales y productos demasiado agresivos, los reemplomados sistemáticos, la sustitución de elementos en “mal estado”, la cocción de grisallas nuevas sobre grisallas antiguas, etc., siguen siendo prácticas demasiado comunes en la actualidad. Esto no significa que no se realicen intervenciones aceptables, que por supuesto sí se realizan, sino más bien que no se suelen aplicar ciertas pautas o criterios mínimos, propios de la conservación-restauración, en estas intervenciones, y menos aún un control de las mismas. En este sentido es importante ser conscientes del hecho de que la carencia de restauradores profesionales en España ha conducido desde hace ya años, al menos desde 1999, a la entrada de empresas extranjeras para restaurar las vidrieras de algunos de nuestros edificios históricos más significativos.

En mi opinión, y en mayor medida que en otras disciplinas artísticas, a la hora de establecer estos estudios se ha de tener muy presente el hecho de que para restaurar vidrieras es necesario saber realizarlas; esto es, se ha de conocer el oficio de vidriero, pasando previamente por un aprendizaje específico, para simultáneamente adquirir los criterios, normas, principios, métodos, etc. propios de la conservación-restauración. En este sentido, el caso de la restauración de mobiliario seguiría unas pautas muy similares a las vidrieras.

Dicho esto, es evidente que no es mucho pedir la creación de unos estudios en esta especialidad con un nivel mínimo de Grado, esto es, con el mismo nivel que las cinco especialidades de restauración anteriormente mencionadas, y actualmente en vigor en España. Esta petición es tanto una necesidad y un derecho como una obligación para con nuestro patrimonio vidriero. Por otro lado, estoy absolutamente convencido de que el relegar la formación en esta especialidad a un modulo formativo dentro de un Ciclo Medio o Superior o, en el mejor de los casos, una simple asignatura dentro de un Grado, Máster, Posgrado o título Propio Universitario, es absolutamente insuficiente y no soluciona en absoluto el problema actual de base. En los dos ciclos formativos en restauración de vidrieras más conocidos en Europa en la actualidad, el de Amberes (Bélgica) y Erfurt (Alemania), los estudios están constituidos como una carrera de cuatro años. Y eso, en resumidas cuentas, sí es preocuparse por las vidrieras y ponerlas al nivel del resto de las especialidades.

Por lo que respecta a la situación concreta en España, la asignatura y los cursos monográficos de 80 horas sobre conservación y restauración de vidrieras que durante unos pocos años fueron impartidos en la Fundació Centre del Vidre de Barcelona desaparecieron en el 2004. Lamentablemente, unos años después, en 2011 esta escuela cerró sus puertas definitivamente. Afortunadamente, la Fundación Centro Nacional del Vidrio en La Granja de San Ildefonso de Segovia sigue ofertando de forma anual, y desde hace ya bastante años, cursos monográficos teórico-prácticos de 70 horas sobre este tema. Asimismo, los Estudios Superiores en Vidrio que allí se ofertan incluyen una asignatura de restauración de vidrieras de 120 horas de duración. La existencia de esta asignatura, si bien es un hecho positivo, no es ni mucho menos suficiente para formar profesionales en este campo.


2. Catalogación, inventario y estudio del patrimonio vidriero

Hasta la Segunda Guerra Mundial el trabajo de inventario y estudio de las vidrieras más antiguas conservadas en Europa fue realizado gracias al esfuerzo de algunos historiadores aislados. Sin embargo, a partir de la Segunda Guerra Mundial y hasta la fecha, esta tarea ha sido llevada a cabo principalmente por diferentes especialistas vinculados al Corpus Vitrearum Medii Aevi (en adelante CVMA) en cada país. La gran mayoría de los países miembros han realizado grandes esfuerzos en este sentido, publicando estudios muy detallados de sus vidrieras más antiguas, habiéndose llegado a completar en algunos casos los objetivos inicialmente marcados. En líneas generales, estos estudios abarcaban originalmente las vidrieras conservadas hasta el siglo XVI, dejándose para más adelante las vidrieras de fecha posterior.

Como ya hemos recalcado, en España conservamos un valioso patrimonio vidriero, el cual es absolutamente desconocido para la gran mayoría, y más aun fuera de nuestras fronteras, como he podido constatar a lo largo de los años. Y no lo conocemos porque no está lo suficientemente estudiado, valorado y difundido, y en este sentido queda mucho trabajo pendiente y un largo camino por recorrer.

El inventario de nuestras vidrieras más antiguas dista mucho de estar realizado; en la actualidad sólo se ha inventariado y estudiado una pequeña parte de las vidrieras españolas conservadas entre los siglos XIII y XVI. En 1999 yo ya mencionaba la importancia de los trabajos de catalogación llevados a cabo por el CVMA en España[2], destacando asimismo lo mucho que quedaba por inventariar. Pues bien, lamentablemente las cosas no han cambiado demasiado desde entonces. Hasta la fecha, el CVMA de España ha estudiado e inventariado de forma oficial únicamente las catedrales de Sevilla y Granada (en 1969 y 1973 respectivamente). Es cierto que en algunos edificios importantes, como la Catedral de León o la Iglesia de la Cartuja de Miraflores en Burgos, existen algunos estudios dispersos que suplen en cierta manera esa carencia de un inventario “oficial” del CVMA. No obstante en otros importantes conjuntos de vidrieras, como los de las catedrales de Astorga, Ávila, Salamanca, Segovia, Burgos, Toledo, Oviedo, etc., no disponemos de dicha información.

Por lo que respecta al CVMA Catalunya, los cuatro volúmenes publicados entre 1985 y 1996 siguen siendo los únicos existentes hasta la fecha, quedando pendiente de publicación el quinto, y supuestamente último, volumen de los inicialmente proyectados. Cuando este último volumen vea la luz quedará concluido el estudio de la vidriera medieval y renacentista de Cataluña por parte del CVMA.

Así pues, el inventario y estudio de las vidrieras de otros muchos edificios importantes en el resto de España, y no sólo de los siglos XIII al XVI, sigue siendo hoy en día muy fraccionario y por tanto un tema absolutamente pendiente. Para aquellos historiadores o estudiosos que se interesen por esta especialidad, o incluso para el restaurador que pretende intervenir en alguna de estas vidrieras no estudiadas, esta carencia y dispersión de información puede resultar muy frustrante y desalentadora. Aprovecho esta ocasión, una vez más, para animar desde aquí a aquellas personas interesadas en el Arte de la vidriera, no tan menor como a menudo nos han hecho creer, a profundizar en este campo tan necesitado de especialistas. 


3. Creación de departamentos de restauración de vidrieras

Una vez establecida la urgente necesidad de contar con restauradores especialistas en este campo y con un inventario de nuestro patrimonio vidriero, la siguiente prioridad sería en mi opinión la creación de un departamento de restauración de vidrieras en los diferentes institutos y centros regionales encargados del estudio, supervisión y restauración del Patrimonio español. Me refiero aquí concretamente y en primer lugar al Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) como principal institución pública garante de nuestros Bienes Culturales a nivel nacional. Las principales competencias el IPCE son las de conservación y restauración, investigación, documentación, formación y difusión del Patrimonio español, y en el caso de las vidrieras me temo que es bien poco lo que han hecho en este sentido desde su existencia.
  
No es la única institución cuyo apoyo e involucramiento reclamo, ya que estos departamentos también deberían ser creados en los diferentes centros e institutos nacionales o autonómicos dedicados a la conservación y restauración del patrimonio, tanto mueble como inmueble, tales como el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (IVR+C), el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), el Centre de Conservació de Béns Mobles de Catalunya (CRBMC), el Centro de Conservación y Restauración de Castilla - La Mancha (CCRCM), el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León (CCRBCCL), el Centro de Conservación y Restauación de Bienes Culturales de Extremadura (CCRBCE) o el Centro de la región de Murcia (CRRM). En todas estas comunidades autónomas existe un legado suficientemente importante de vidrieras como para justificar la existencia de un departamento público encargado de su estudio, protección, intervención y seguimiento de las acciones realizadas. 



El principal cometido de este tipo de departamentos debería ser evidentemente el de velar por el estudio, la catalogación, la conservación y la restauración del Patrimonio vidriero nacional o regional. Una de las medidas más necesarias sería la elaboración de un decálogo de normas o criterios de intervención en este tipo de obras, tal y como en su día se consideró necesaria la redacción de cartas similares para los retablos[3] o los materiales pétreos[4], por ejemplo. Dada la existencia de una carta sobre intervención de vidrieras en castellano, sería de agradecer asimismo que desde la misma página web del IPCE, entre las muchas cartas sobre Conservación y Restauración de Patrimonio que se recomiendan, se hicieran al menos eco de la única Carta existente sobre a nivel internacional sobre este tema[5], redactada y aprobada conjuntamente por el CVMA y el ICOMOS.

Otra prioridad sería la redacción de proyectos de restauración de vidrieras y la realización de un seguimiento y supervisión de los mismos, lo que generalmente se conoce como una Dirección Técnica. Otro de los cometidos esenciales de estos departamentos sería la realización de inspecciones periódicas de los conjuntos de vidrieras más importantes, ya sea en edificios o en museos. Como parte de un plan de conservación preventiva general es necesario supervisar y revisar periódicamente el estado de nuestro patrimonio vidriero. La realización de estas inspecciones periódicas, acompañadas de sencillas operaciones de mantenimiento, es una costumbre coetánea a esta especialidad y que desde hace ya muchos siglos se ha ido perdiendo paulatinamente. Una de las maneras más eficaces de cuidar de nuestro patrimonio y de frenar el avance de su deterioro son la operaciones el mantenimiento regulares. Es de todos sabido que prevenir es mejor que curar y por tanto el actuar con esta mentalidad en nuestros edificios puede suponer un gran ahorro posterior en forma de costosas restauraciones posteriores: Un mantenimiento adecuado puede limitar o retrasar la necesidad de otras intervenciones[6].

Asimismo y de forma paralela, sería necesario fomentar la realización de tareas de conservación preventiva y la monitorización y seguimiento de aquellas vidrieras ya restauradas, al menos de las obras más relevantes, para conocer de primera mano el correcto funcionamiento y la eficacia de los diferentes productos, métodos o sistemas utilizados.

A nadie deberían sorprender semejantes peticiones ya que este tipo de departamentos existen para otros materiales, soportes u obras en los mencionados centros o institutos del patrimonio, y las competencias o tareas expuestas son las que dichos departamentos vienen realizando desde hace ya muchos años.  


4. Concienciación por parte de los responsables de los edificios históricos

En otro orden de cosas, es absolutamente necesario que las personas directamente responsables del mantenimiento, rehabilitación y restauración de edificios con vidrieras dispongan de los conocimientos y la sensibilidad necesarios sobre estas obras, que sepan valorarlas, adjudicar correctamente las intervenciones realizadas a empresas con experiencia y que sean capaces de supervisar dichas intervenciones o de delegar esta función en profesionales con experiencia demostrada. Estas personas tienen tanta responsabilidad para con la conservación de nuestro patrimonio vidriero como la pueden tener los restauradores que las intervienen. El problema no radica siempre en la mano que ejecuta sino también en aquella que consiente, permite u otorga, y en este sentido me estoy refiriendo principalmente a los responsables de Patrimonio por parte del gobierno central y los diferentes gobiernos autonómicos, provinciales o municipales.

Asimismo, dado que las vidrieras son consideradas generalmente como Bienes Inmuebles[7], quisiera hacer una especial llamada de atención a los Arquitectos y Arquitectos Técnicos a cargo de nuestros edificios históricos, cuyo conocimiento sobre esta especialidad es generalmente muy limitado. Y en este sentido sería importante y deseable que en los programas de formación de los diferentes Másteres y Posgrados existentes en España dedicados a la Rehabilitación, Conservación o Restauración del Patrimonio arquitectónico se tratara con cierta seriedad el tema de las vidrieras históricas.

A menudo los proyectos de rehabilitación o limpieza de fachadas en edificios históricos no contemplan una intervención en las vidrieras presentes en ellas o se realizan simplemente lavados de cara insuficientes, sin llegar a desmontar las vidrieras. Es lamentable ver cómo, una vez retirados, los andamios de algunas fachadas las vidrieras siguen ahí igual que antes de la intervención. En ocasiones el resultado es incluso peor que al principio debido a la limpieza poco cuidadosa de fachadas mediante chorro de agua o arena sin haber protegido previamente las vidrieras. En los casos en los que los proyectos sí contemplan la restauración de las vidrieras, el desconocimiento sobre estas obras es a menudo tangible en la misma redacción del proyecto de intervención: las soluciones y los materiales propuestos, los plazos estimados de ejecución, las cantidades económicas adjudicadas, etc. Esta reflexión no es simplemente una sensación personal sino que es un sentir general de aquellos que hemos participado en concursos públicos y hemos tenido que ajustarnos a propuestas, cantidades y tiempos irreales y a menudo incluso perjudiciales para las obras.

Por último, y dejando aparte los aspectos de mantenimiento y conservación que acabamos de comentar, es importante también mencionar que a menudo los propietarios y encargados de la gestión de dichos edificios históricos raramente realizan una adecuada difusión y didáctica de su patrimonio vidriero. Me refiero en concreto a la casi nula información disponible en los mismos edificios sobre sus vidrieras, ya sea en forma de folletos, guías, audio-guías, recursos audio-visuales, libros, postales, carteles explicativos sobre las obras, etc. Esta carencia de información es la que podemos encontrar asimismo en la propia página web de dichos edificios. Asimismo, la adecuada formación sobre este tema de los guías para turistas también puede ser una herramienta de difusión importante.


5. Fomento de encuentros específicos sobre C&R de vidrieras

Las reuniones, jornadas, congresos o encuentros centrados en el tema del vidrio y las vidrieras, y en las cuales se trate con mayor o menor profundidad el tema de su conservación y restauración, son tan escasas en España que quizá sea pertinente empezar por enumerarlas a modo de recordatorio del estado de la cuestión.

Hasta donde mi conocimiento alcanza, posiblemente la primera reunión dedicada al tema de la Conservación y Restauración de vidrieras fue el XIII Coloquio Internacional del Comité Técnico del CVMA, celebrado en Barcelona entre el 7 y el 11 de Octubre de 1985. La segunda reunión fue la celebrada en la U.I.M.P. de Santander entre el 4 y el 8 de Julio de 1994 con el título de Conservación de vidrieras históricas. La tercera reunión se celebró en la Fundación Centro Nacional del Vidrio en La Granja de San Ildefonso (Segovia) entre el 30 de Septiembre y el 2 de Octubre de 1999 con el título de Jornadas Nacionales sobre Conservación y Restauración de Vidrios. La cuarta reunión fue la celebrada en el año 2000 en Sitges (Barcelona) entre el 30 de Junio y el 2 de Julio con el título de I Jornades Hispàniques d’Història del Vidre”. La quinta y última reunión fue la celebrada en Valencia entre el 5 y el 7 de marzo de 2008 con el título de II International Conference on Glass science in art and conservation.[8]

Algunos de estos encuentros nacieron con la intención o ambición inicial de tener una continuidad en el tiempo, con una periodicidad anual o bianual, si bien lamentablemente nunca volvieron a repetirse y quedaron como ejemplos aislados de lo que podría haber sido y no fue. Todas estas reuniones tuvieron carácter internacional, con presencia de numerosos expertos de varios países y todas ellas tuvieron muy buena acogida y un notable éxito, tanto por la calidad de las ponencias presentadas como por la asistencia de público, lo que sin duda demuestra el gran interés que puede llegar a despertar este tema. Es absolutamente prioritario por tanto empezar a compartir nuestros conocimientos, fomentando de forma periódica este tipo de foros de debate, de intercambio de ideas y conocimientos, ya sea en forma de reuniones, jornadas, encuentros, charlas, congresos o cursos.

La carencia de reuniones y foros de debate sobre este tema en España contrasta notablemente con la gran abundancia y frecuencia de reuniones celebradas en un gran número de países europeos, en las cuales, dicho sea de paso, la presencia de españoles, ya sea como ponentes o como asistentes es, así mismo, muy escasa.

  
6. Necesidad de publicaciones sobre el tema de las vidrieras

Enlazando con lo comentado en el apartado anterior sobre la ausencia de reuniones y encuentros sobre vidrieras, la literatura específica existente en castellano sobre diferentes aspectos relacionados con la conservación y restauración de este tipo de obras sigue siendo muy escasa[9]. El vacío de publicaciones centradas en este tema, en castellano, es cuanto menos preocupante, especialmente si tenemos en cuenta que la gran mayoría de literatura especializada está escrita en inglés, alemán o francés y no existe prácticamente ninguna traducción de los textos más importantes. Lamentablemente en este país no nos han educado, en general, para poder hablar o leer en otras lenguas, lo cual complica la posibilidad de tener acceso a la información existente y por tanto de aprender y seguir formándose.

En las publicaciones en castellano existentes en la actualidad sobre Conservación y Restauración de Bienes Culturales los escasos artículos existentes sobre nuestro tema han sido escritos por científicos y no por vidrieros. Así pues, es hora de dejar a un lado los secretismos tradicionales del oficio y hacer un esfuerzo por trasmitir y dejar constancia de nuestros conocimientos, experiencias, aciertos y errores, sean muchos o pocos y nos parezcan más o menos relevantes. Si queremos estar a la altura del resto de los restauradores, tanto en derechos como en obligaciones, hemos de poner más de nuestra parte y empezar a publicar, a asistir a congresos y a involucrarnos más en las asociaciones relacionadas con el Patrimonio y la Restauración.

En España, tradicionalmente, la gran mayoría de artículos o publicaciones sobre las vidrieras se han centrado en aspectos histórico-artísticos de las mismas. Esta tendencia se ha mantenido en los últimos años y, como aspecto positivo, hemos de mencionar un aumento notable, en los últimos años, de nuevas publicaciones sobre estudios de carácter científico, realizados por químicos, físicos o biológicos. Este tipo de publicaciones son a menudo posibles gracias a un trabajo interdisciplinar y a una mayor colaboración entre los vidrieros/restauradores, historiadores y científicos. Este intercambio es un ejemplo a seguir de trabajo interdisciplinar y es importante que sigamos en esa línea.

Por último y no menos importante, el nacimiento de la Revista Cuadernos del Vidrio, cuyo primer ejemplar estás leyendo en estos momentos, es una muy buena noticia para el mundo del vidrio. Es de desear que esta publicación tenga una larga vida, vaya creciendo con fuerza, calidad y apoyo y se convierta en un punto de encuentro para todos aquellos que trabajamos en este campo y lo hemos convertido en nuestra pasión.



7. Musealización y exposición de vidrieras

En España, la presencia de vidrieras enteras, de partes de vidrieras o de vidrios procedentes de vidrieras, tanto en exposiciones temporales o en colecciones permanentes como en museos o en salas de exposiciones, es en la actualidad realmente muy escasa, al contrario de lo que sucede en otros países con un patrimonio vidriero importante[10]. Incluso algunos de los museos que albergan vidrieras importantes, como es el caso del Museo Arqueológico Nacional, el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, el Museu Nacional d´Art de Catalunya (MNAC) y el Museu d´Arts Decoratives de Barcelona, estas piezas no están normalmente expuestas al público. Como hemos comentado anteriormente es necesaria una mayor difusión del arte de la vidriera, y una de las mejores maneras de hacerla llegar al gran público, y así poder entenderlo, apreciarlo y disfrutarlo, es sin duda fomentando una mayor presencia en museos, colecciones, exposiciones individuales o colectivas, temporales o permanentes.

La razón principal de su ausencia en museos y exposiciones es, en primer lugar, el gran desconocimiento sobre la vidriera por parte de los encargados de la organización y montaje de exposiciones, el cual es simplemente reflejo del desconocimiento general existente sobre este tema. Un claro ejemplo de ello es la nula presencia que la vidriera ha tenido en exposiciones tan relevantes como por ejemplo Las Edades del Hombre en Castilla y León y La Luz de las Imágenes en la Comunidad Valenciana, Huellas en la Región de Murcia, etc. En segundo lugar, la dificultad de disponer de obra original de forma rápida, sencilla y segura, como sucede en otros países, dificulta la presencia de la vidriera en museos y exposiciones. El desmontaje de una vidriera de su ventanal en un edificio ha sido tradicionalmente una operación lenta, costosa y delicada. Sin embargo el hecho de que para el desmontaje de una vidriera sea necesario el montaje de andamios no puede ser utilizado como excusa para justificar su ausencia de las exposiciones dado que los costes implicados en esta operación no son realmente tan elevados como a veces se podría presuponer.

Por otro lado, si bien las vidrieras son generalmente obras unitarias de gran formato, compuestas por numerosos paneles individuales, cuando una vidriera llega a un museo o exposición lo hace generalmente en forma de paneles individuales y no como una vidriera entera. Esta característica, a diferencia de otro tipo de obras, supone en cierta manera el presentar una parte fragmentada y descontextualizada de una obra global. No obstante, a menudo la simple presencia de unos pocos paneles en una exposición puede ser lo suficientemente atractiva para el gran público, tal y como se puede comprobar en las muchas obras expuestas en museos por toda Europa. Ocurre lo mismo en España en el caso de los retablos, los cuales, a veces fragmentados y a veces completos, son habitualmente expuestos en los museos.

Muchas de las dificultades que puede suponer el desmontaje y montaje de una vidriera han sido paulatinamente solventadas en las últimas décadas con la instalación de acristalamientos de protección de tipo isotérmico. Este método de conservación preventiva, conocido a menudo como un sistema semi-museístico, si bien no evita el montaje de andamios, sí que facilita y acelera enormemente el proceso de desmontaje de paneles individuales o de toda una vidriera. De esta manera es posible disponer de paneles para su exposición, estudio o protección, evitando gastos y riesgos innecesarios.

Otro de los motivos por los que en otros países existe una abundante presencia de vidrieras en sus museos es debido a la gran movilidad que tradicionalmente ha tenido este tipo de obras. Esta facilidad de movimiento, entendida aquí como una propiedad de los bienes muebles, es sin duda lo que ha fomentado la posibilidad de un mercado de compra y venta de estas obras. En España no hemos tenido una tradición de coleccionismo contemporáneo como ha sucedido en otros países. El coleccionismo en el caso de las vidrieras, especialmente el desarrollado durante los siglos XVIII y XIX, fomentó que en algunos países, especialmente en el Reino Unido, se desarrollara un atractivo mercado para de este tipo de obras, las cuales, o bien fueron colocadas en los ventanales de otros edificios o bien han terminado formando parte de colecciones públicas o privadas. En España sin embargo nunca ha existido una valoración semejante por el arte de la vidriera, ya fuera por parte de particulares o instituciones públicas, como para que se hubiera generado este tipo de comercio alrededor de las vidrieras.

En cualquier caso, dado que ésta no es la situación española, sí que existen otras maneras de hacer llegar este tipo de obras a los museos o exposiciones. Una primera posibilidad relativamente sencilla es la de, una vez concluida la restauración de una vidriera, exponer ésta entera o una parte de la misma, a pie de obra, antes de proceder a su instalación definitiva en su ventanal correspondiente. Otra posibilidad interesante sería la de musealizar una gran cantidad de fragmentos de vidrieras que en la actualidad se encuentran abandonados en muchos ventanales, especialmente en las tracerías de numerosos edificios. Estos fragmentos son los únicos restos de los que en su día fue una vidriera completa, y por tanto se hallan demasiado descontextualizados como para tener alguna función estética, y demasiado alejados de la vista como para poder ser disfrutados. En estos casos concretos considero justificada su extracción y musealización. Este tipo de intervención supone no sólo de una medida de conservación preventiva sino también de una forma de acercar este patrimonio al gran público. 

Artículo publicado en la revista digital “Cuadernos del Vidrio”, Número 1 (Marzo 2013).
Fernando Cortés Pizano
Conservador- Restaurador de Vidrieras


[1] Cortés Pizano, F., Restauración de vidrieras en España: pasado, presente y futuro, en Actas de las “Jornadas Nacionales sobre Conservación y Restauración de Vidrios”, FCNV, La Granja de San Ildefonso, 30 de Septiembre – 2 de Octubre de 1999, pp. 125-133.
[2] En el territorio español tenemos dos Corpus Vitrearum Medii Aevi, uno llamado “CVMA España” que abarca todo el territorio nacional excepto Cataluña, y otro, llamado “CVMA Catalunya”, que se encarga del territorio catalán.
[3] Carta de los Retablos. Cartagena de Indias, marzo de 2002.
[4] Criterio de Intervención en materiales pétreos. Conclusiones de las Jornadas celebradas en febrero de 2002 en el Instituto del Patrimonio Histórico Español.
[5] Guidelines of ancient monumental stained and painted glass. Nuremberg 2004 (English).
      Línes directrices para la conservación de vidrieras históricas. Nuremberg 2004 (Castellano).
[6] Recomendaciones para el Análisis, Conservación y Restauración Estructural del Patrimonio Arquitectónico. ICOMOS. International Scientific Committee for Analysis and Restoration of Structures of Architectural Heritage. XXVII Cursillo de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico celebrado en el Colegio de Arquitectos de Cataluña del 16 al 19 de diciembre de 2004.
[7] En mi opinión, las vidrieras son, sin duda y en la gran mayoría de los casos, Bienes Inmuebles, excepto en los casos en los que hayan sido musealizadas. Según la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, Artículo 14, 1: Para los efectos de esta Ley tienen la consideración de bienes inmuebles (…) cuantos elementos puedan considerarse consustanciales con los edificios y formen parte de los mismos o de su entorno o lo hayan formado, aunque en el caso de poder ser separados constituyan un todo perfecto de fácil aplicación a otras construcciones o a usos distintos del suyo original, cualquiera que sea la materia de que estén formados y aunque su separación no perjudique visiblemente al mérito histórico o artístico del inmueble al que están adheridos.
El Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, (IAPH), sin embargo,basándose en la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucia, lista las vidrieras en sus inventarios como “Bienes Muebles”.
[8] Otras jornadas importantes, si bien de alcance y tema más limitado, son las celebradas el 21 de Octubre de 2010 en el Monasterio de Pedralbes en Barcelona, con el título de “Las vidrieras del Monasterio de Pedralbes y su restauración”.
[9] Esta situación es la misma que podemos encontrar en las publicaciones en catalán, euskera y gallego.
[10] Una de las mejores colecciones de vidrieras expuestas en España es la del Museo de la Fundación Centro Nacional del Vidrio de La Granja de San Ildefonso (Segovia). La colección incluye un gran número de paneles individuales de vidrieras, cartones y mosaicos, todos ellos realizados por la Casa Maumejean, así como una serie de herramientas propias del oficio de vidriero. Asimismo, en el año 2009 se inauguró en Málaga el Museo del Vidrio y Cristal que incluye una interesante colección de vidrieras. 


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